Muchas veces nos encontramos aburridos, deprimidos,
abrumados y perdemos de vista que hay tanto que podemos hacer por nuestro
entorno con lo cual implícitamente se eleva nuestro nivel de satisfacción y
alegría a la par que dejamos de enfocarnos tanto en nosotros mismos. Nada mejor
para el espíritu que sentirte útil!
Para poder comprender mejor de lo que hablo pongamos
el ejemplo de una persona que es diagnosticada de una enfermedad grave, sus
deseos de recuperación generalmente van de la mano con el sentir que la
necesiten, muchas son las veces que he escuchado a otro dar consuelo con la
frase recuerda que tus hijos te necesitan e igualmente veo que la persona se
aferra a la vida porque siente que otro lo necesita o que debe cumplir alguna
misión.
Sentirte útil puede ir relacionado a diversos caminos
o temas, uno de ellos es la ayuda a los demás seres humanos e incluso otro ser vivo. Partamos del hecho
de que Dios nos regaló dones o talentos que estamos llamados a usar, para
algunos está claro cuales son, para otros no tanto. Si eres de este segundo
grupo quizá sea interesante empezar a indagar sobre tus dones como un primer paso,
teniendo presente que todos tenemos algún talento que podemos aprovechar para
nuestro bien o el de otros. Trata de recordar aquello que haces y que la gente
te felicita, aquello que te gusta, que disfrutas. Piensa: la música, la pintura
tal vez, porque no la escritura, alguna actividad deportiva, la memoria también
podría ser, habilidad en algún trabajo, en algún juego, quien sabe, tantas
cosas que se pueden intentar, solo hace falta el deseo por tratar de lograr
algo
Lo segundo sería empezar a entrenar nuestros dones,
¿cómo? Poniéndolos en práctica! quizá en principio sea difícil pero la práctica
hace al maestro.
Por último pon tus talentos al servicio de los demás y
descubrirás lo gratificante que es ayudar a otro, y al final de todo estarás
ayudándote a ti mismo. Algunas veces veras que no es necesario recibir ninguna
recompensa, ni siquiera que te lo agradezcan, si no que aprecien solamente lo
que haces bien
Excelente escrito amiga, muy cierto. Y como dice la madre Teresa: Quien no vive para servir, no sirve para vivir!
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