Pensaba: sé que si me estoy
sintiendo mal es porque estoy pensando mal, pues el cúmulo de información de
desarrollo personal que tenía dice que eres y atraes a tu vida aquello en lo que
piensas y de lo que hablas constantemente, pero, me sentía TAN MAL que me repetía: ¿Cómo
cambiar mi actitud ante mi crisis? ¿Debo mentir a quienes me preguntan cómo
estoy, diciéndoles que estoy bien aun sabiendo que no es así? Y me dije:
pensando tanto, sumergida en todo ésto no he conseguido nada! Es hora de mover las piezas y hacer algo distinto!!! Es momento de un verdadero ¡cambio de
actitud!
Decisión
y acción:
Lo primero fue decidirlo,
aunque internamente no deseaba hacerlo, pues me resistía a salir de mi dolor.
Me dije: empiezo el cambio HOY sin seguirlo pensando. Lo siguiente fue
ejecutarlo, en ese momento me dibuje una sonrisa a pesar de que lo que prefería
era llorar, me fui al baño me lave la cara, sonreí al espejo y salí.
Sonreía a todos y por todo,
ensayaba diariamente una sonrisa, la sonrisa con la que pasaría el día pese a
que no quisiera o me sintiera morir, total había decidido reservaría un rato
para desahogos en mi agenda lo cual les detallaré en otro artículo.
La sonrisa ayuda, inyecta
energías positivas, te da frescura y le da a tu cerebro la orden de mantenerte
en actitud positiva.
Cambiando
el canal:
Tenía meses en que todo en
lo que pensaba, hacia y decía estaba relacionado con mis problemas, con lo mal
que me sentía y sumergida en el conflicto. Esto agravaba más y más mi malestar.
La decisión fue: hablar de otras cosas, usar mi tiempo en cambiar el canal, a
nivel de pensamiento, acciones y conversaciones. Como consecuencia no volví a
tocar temas relacionados con las
situaciones que me acongojaban, cuando alguien me preguntaba cómo me sentía
respondía en tono enfático y entusiasta: ¡excelente!
Como diría mi gran amigo de Toyomax Luis Pérez: ¡Navegando en la felicidad!, ésto tuvo un efecto muy positivo en
mí, es como si yo misma al responder de este modo me inyectara mejores
energías.
Procuré enfocarme un poco
más en los demás en lugar de centrarme en lo que estaba pasando a mí, dejar el egocentrismo
y atender las conversaciones de forma consciente, porque muchas veces sucedía
que estaba hablando con alguien y vagamente le prestaba atención a lo que
decía, puesto que estaba encerrada en mis pensamientos recurrentes.
Con esta acción desapareció
el dolor del pecho y deje de estar todo el tiempo concentrada en lo mal que me
sentía.
Como resultado de este
maravillo proceso de transformación tengo el siguiente resumen, que les
comparto con la esperanzan de que sea útil a alguien que atraviese por algo
similar: En medio de la turbulencia apliqué técnicas como:
Parar
los pensamientos recurrentes, cuando iniciaba uno daba
un palmazo y decía stop it! Aunque parezca tonto o produzca gracia, funciona! y
autores como Walter riso lo recomiendan.
Escucha
empática: cuando te enfocas en los acontecimientos de los demás
te desligas de los propios y aprendes de las circunstancias o soluciones de
vida de otros. Nunca está de más una mirada en perspectiva.
Mantenerse en tiempo presente:
concentrándome profundamente en lo que estaba haciendo y mirando todo a mí
alrededor cuando mis pensamientos me llevaban a otro lugar.
Si hoy sientes que las cosas
no van como quisieras y te preguntas por qué no pueden ser diferentes, empieza tu a marcar esa diferencia que tanto pudieras necesitar y a acortar
la distancia que separa ese ideal de
vida que anhelas y tu vida actual! A veces solo es cuestión de un leve ¡cambio de actitud!
No hay comentarios:
Publicar un comentario