¿Quién no ha confundido
alguna vez ser bueno con permitir hechos o situaciones que no corresponden? Y
es que muy pocas personas quieren parecer malos por poner límites, el desear
ser aceptado o querido, el anhelo por pertenecer puede ser una espada de
Damocles para muchas personas.
Queremos que los demás
digan que somos muy buenos, pero: ¿estamos siendo buenos con nosotros mismos?
Por allí debemos empezar, para poder dar sanamente debemos estar bien claros
con nuestros límites y qué significa una transgresión porque a la larga a la
persona que estás tratando mal es a ti y llegará el momento en que explotes o
te sientas tan desgastado que puedes enfermarte o empezar a actuar de manera
errática. Recuerda que eres bueno hasta que niegas un favor, así que no te
preocupes tanto por lo que dirán sino por cómo te sientes, siempre a la luz de
lo que Dios manda que hagamos claro está, ser buenas personas, pero recuerda
que el mandamiento es ama a tu prójimo como a ti mismo, es decir que todo
empieza por ti.
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