Se lee tan bonito, pero es tan complejo hacerlo en el
día a día cuando alguien se nos atraviesa al manejar, cuando el vecino no se estaciona bien y nos dificulta el paso, cuando llaman los de
telemarketing de cualquier empresa (a mí me pasa con los de Claro jaja) ¿Será
que en esos momentos sembramos amor?
Es tan fácil dar amor a quienes nos aman, a quienes
nos agradan, a quienes no nos molestan pero como dice la biblia: Si eres amable
solo con tus amigos, ¿en qué te diferencias de cualquier otro? Lo que nos hace
marcar una verdadera diferencia es amar a quienes consideramos personas
difíciles, te has puesto a pensar que tú quizá no seas tan fácil.
Nuestras acciones dejan huellas a nuestro paso, que
maravilloso sería que fueran huellas de amor, esto tiene que ver con nuestro
trato a las personas, lo que hacemos por ellas e incluso lo que dejamos de
hacer pues en ocasiones podemos ser tan indiferentes ante lo que le sucede a
otros aun teniendo la oportunidad de ser parte de la solución, dar una mano
amiga, escuchar, estar o apoyar de alguna forma. En oportunidades nos creemos
con el derecho de ser jueces sin darnos cuenta que también merecemos ser
juzgados; procuremos que cada palabra y gesto edifique al que lo recibe, el
verdadero reto es amar en todo momento no solo cuando te está yendo bien en la
vida y andas oliendo azucenas en todos lados.
En este mundo donde todo corre a mil por horas detente por un momento y pregúntate ¿Qué
huellas estás dejando? ¿Estás sembrando amor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario