¿Qué es para ti la sabiduría? He escuchado a muchas
personas catalogar de sabios a otros, incluso a mí me han atribuido ese
adjetivo, pero, ¿será que lo soy? Todo
depende del cristal a través del que lo miremos.
Si consultamos el diccionario tenemos que una persona sabia es aquella que posee
conocimientos amplios y profundos adquiridos mediante el estudio.
En la Grecia antigua existieron siete
hombres que por sus enseñanzas y aportes filosóficos recibieron el nombre de
los siete sabios:
- Cleobulo de lindos: Aceptar la injusticia no es virtud
- Solon de Atenas: Nada con exceso
- Quilon de Esparta: no desees lo imposible
- Bias de Priene: la mayoría de los hombres son malos
- Tales de Mileto: En la confianza está el peligro
- Pitaco de Mitilenes: Debes saber escoger la oportunidad
- Periandro de Corinto: Se previsor con todas las cosas
Con toda sinceridad quizás muchos de
nosotros no seremos reconocidos por nuestras enseñanzas filosóficas o por
nuestras frases transformadoras, pero lo que si podemos es llegar a ser sabios
según la sabiduría de nuestro Dios, ¿cómo podemos hacerlo?
Veamos que dice la biblia al
respecto; un hombre sabio es aquel que no se agrada en aquellas cosas que
desagradan a Dios. Proverbios 8:13
Entonces ser sabio para Dios no tiene
que ver con títulos académicos, o cuanto conocimiento tengamos, sino con no
hacer las cosas que a Dios le desagradan, no por miedo al castigo, no solo por
miedo a las consecuencias sino por amor y honra para nuestro creador.
Conforme a esto, una persona sabia no
es aquella que más títulos acumule, o el
que más logros laborales o empresariales ha alcanzado, sino aquella capaz de analizar
su vida y comprender que no puede seguir en el camino equivocado pues le está
trayendo destrucción o resultados no deseados. Al respecto, mi amigo Jesús siempre
me dice: no es el error sino la
persistencia en el lo que nos aleja de la sabiduría.
Este día toma unos minutos y
reflexiona en esto ¿que está trayendo a tu vida el camino que has decidido andar?
Y si no es lo que se alinea con los anhelos de tu corazón y el plan de Dios,
toma la decisión de cambiar de ruta por una en la que cada día te acerques más
al lugar donde quieres estar mañana.
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