Para unos Ganar – Ganar, para otros perder-perder,
¿para ti?
La vida se ha encargado de enseñarme que en las
relaciones es imposible tener la razón en todo sin resquebrajarlas, el
principio ganar/ganar es fundamental para el éxito en todas nuestras
interacciones, ¿suena fácil no?, pero soy testigo de que es supremamente
complejo; empieza con el carácter y fluye en forma de acuerdos a través de las
relaciones.
Este es un principio cargado de amabilidad y nobleza
donde siempre se piensa en el bien de todos y dejar a un lado la experiencia o
conocimiento que puedas tener en un ámbito en particular, bien sea con tu
pareja o hijos, olvidarse de los criterios particulares sesgados por esa
creencia de que yo lo hago mejor o lo que yo creo es más eficaz, en pro del
bien común.
Mientras más cosas no negociables tengas en tu vida más
cuesta arriba será tener buenas relaciones. Pareciera que nacimos con el Chip de
querer ganar siempre y resulta que para poder relacionarnos mejor debemos
desaprender ese paradigma y sembrar la semilla del: no quiero tener la razón,
quiero ser feliz. Despide a tu ego o intereses egoístas y dale la bienvenida a
la escucha empática.
Es posible que cierta situación pueda ser resuelta con
la idea de la otra persona o juntos buscar una idea que quizá no sea la de
ninguno pero sea la mejor para acabar con el conflicto. Todo esto implica un
examen de expectativas de ambos lados, para el posterior establecimiento de un
acuerdo en el que se genere confianza.
¿Cómo pensar de ese modo? Es necesario conquistarse
internamente, superar la inseguridad o desconfianza en uno mismo. evitando: la
competitividad y la comparación excesivas y luego de haber ganado esta batalla
internar estaremos listos para el llamado a la conciencia común, siendo el
siguiente paso el planteamiento de posibles soluciones divorciadas de intereses
particulares para abrir paso a los intereses comunes, escoger la solución y
ceñirse a su cumplimiento. A veces es solo cuestión de aclarar lo que cada parte
espera sinceramente y decidirnos a flexibilizarnos respetando nuestros
principios esenciales.
En mi caso estoy librando la batalla
interna inspirada por el deseo de tener relaciones más sanas y sostenibles en
el tiempo, de la mano de Dios y con la fe de que cada día puedo ser mejor
persona. ¿y tú, en qué lugar te encuentras?
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