A tu Memoria Mamá Toña

A pesar de ser ley de vida siempre quise apartar de mis pensamientos y de mis diálogos el tema de la pérdida de un ser amado, hoy con todo el dolor de mi alma debo hacer un paréntesis para dedicar esta publicación a la memoria de mi abuela, mi madre amada.

No hay palabras que puedan describir el dolor que deja tu ausencia, te fuiste dejando este silencio ensordecedor, sé que no debo ser egoísta y entender que tu camino en este mundo ha terminado, sin embargo mi corazón está lleno de nostalgia y me rehúso a recordarte solo quiero tenerte, abrazar y besar tu frente blanca y suave.

Hago un recorrido por mi vida y está impregnada de tus enseñanzas y mi corazón aun rebosa de tu amor incondicional. Contigo di mis primeros pasos, tú escuchaste mis primeras palabras, siempre orgullosa de cada logro mío, siempre confiada en que lo haría excelente, pendiente de cada detalle, levantándome de madrugada para que yo estudiara para mis exámenes y alerta de que yo cumpliera con mis deberes. Mi existencia a mis casi 38 años es un compendio de vivencias en las que tu ocupabas uno de los lugares más especiales, fuiste, eres y seguirás siendo mi luz, mi guía terrenal, retumban en mi mente tus consejos hasta de como sobrellevar tu perdida  y yo tu hija siempre obediente a ti, hasta en esto quiero cumplirte. Sé que no te iras pues es imposible borrar tu huella de ese mundo, solo dormirás hasta que corresponda nos unamos bajo la promesa de Dios a quien me enseñaste a amar desde pequeña.

Agradecerte todo lo que soy gracias a ti es imposible, ni dando como tributo mi vida, eres única, pilar, abuela, madre, hermana, amiga, confidente. Fuerte como un roble suave como la brisa. Madre motivadora lo mismo que abrigadora, me reconforta saber que para ti siempre fui  Janeita, tu muchachita brava pero muy buena como me decías.

Por siempre cerrare mis ojos y veré tus manos batirse en una despedida que no termina tal como lo hacías cuando me tocaba irme a cumplir con mis obligaciones hoy no fui yo quien te dejo sola hoy eres tu quien parte terrenalmente bajo voluntad divina y al igual que te pasaba a ti en esos días hoy mis ojos se inundan de lágrimas sombrías. Te amo hasta la eternidad Preciosa princesa mía.