mundo, abrazado por una desesperanza total; miramos a nuestro
alrededor y a pesar de saber que hay muchas personas a nuestro lado: familia,
amigos, conocidos, compañeros de trabajo. Nos sentimos tremendamente desolados.
Hoy
día ya al final de mis 35 años, la
mayoría de las personas con las que solía estar tienen su familia, se casaron,
incluso ya tienen sus hijos. Puedo llamarlos, verlos, compartir con ellos; pero
al final del día me toca enfrentarme a la realidad de mi vida : estar conmigo.
Confieso que la sola idea me aterraba. Muchas veces se me daba por tirarme a
morir por sentir que estaba “sola”, me sentía súper desmotivada, perdida, en el
limbo, era como pararme en un mapamundi y sentir que era un punto en el inmenso
planeta en que vivía. Mi actitud era totalmente derrotista, y con cada
pensamiento reforzaba la idea de que nada tenia sentido, que nada era
agradable, que mi vida era miserable. En el fondo, muy en el fondo había una un
sentimiento positivo, algo que internamente me decía: esto tarde o temprano
pasará! así como muchas experiencias en diferentes etapas de tu vida. Pero era
como si mi ego se encargara de revolcarme en el sufrimiento, una especie de
sadismo que hacia que prevalecieran los pensamientos pesimistas y de
desesperanza muy a pesar de ser creyente, de asistir a una iglesia y a un grupo
pequeño de la iglesia.
En esta
etapa negativa sentí que cada día mi actitud y mi carácter desmejoraban, iba en
picada hacia el fondo, y era como si no quisiera parar el proceso aunque dijera
que si quería, aunque repetía que necesitaba que ya pasara todo esto.
Hablaba
continuamente de todo lo que estaba haciéndome sufrir, la falta de propósito,
la falta de metas, y un largo etc. Me estaba tornando toxica, no solo conmigo
sino con quien se me acercara, y estaba adoptando una posición hostil con mis
amistades mas cercanas.
Cada
día que pasada estaba más sumergida en mis pensamientos y rebuscando en todo
una esperanza en el exterior de mi ser. Era como si sintiera que solo algo
fuera de mí podía llenarme en la vida.
Constantemente debatía conmigo misma, con mis amistades, sobre lo que debería
hacer, pensaba
en que parecía que mi fe no era tal, que en realidad no confiaba en mi dios. Trataba de que mis amistades me dieran las respuestas que solo podía encontrar en mi. Me hacia acompañar en todo momento, cosa que no es mala, siempre y cuando no se haga por evasión. Aunque doy gracias a todas esas bellas personas que me brindaron tanto apoyo en ese momento, debo reconocer que la labor era mía trabajar en mis debilidades de carácter y fortalecer mi fe.
en que parecía que mi fe no era tal, que en realidad no confiaba en mi dios. Trataba de que mis amistades me dieran las respuestas que solo podía encontrar en mi. Me hacia acompañar en todo momento, cosa que no es mala, siempre y cuando no se haga por evasión. Aunque doy gracias a todas esas bellas personas que me brindaron tanto apoyo en ese momento, debo reconocer que la labor era mía trabajar en mis debilidades de carácter y fortalecer mi fe.
Estaba
literalmente revuelta, pensaba, pensaba, y pensaba. Conversaba con mis
amistades de sus cosas pero estaba tan de mal semblante que terminábamos
hablando de lo mal que me sentía. Les preguntaba como habían salido de
situaciones similares a lo que yo estaba viviendo, cuanto tardaron, como para
hacerme la idea de como establecer una estrategia y de cuanto podía durar lo
que vivía. Pareciera que los seres humanos magnificamos la ultima experiencia
vivida y olvidáramos como nos recuperamos de la anterior.
Por
otra parte, mi autoestima estaba tan tocada, ahora puedo entenderlo, había desarrollado un patrón de no merecimiento que se reflejaba en la
profunda molestia que sentía cuando por ejemplo un chico en la calle me miraba,
o me decía un piropo.
Contaba
con grandes amistades, todas cargadas de deseos de ayudarme, es decir, en algún
momento de mi vida había sembrado la semilla de la amistad, había ayudado a
mucha gente, había estado presente en sus vidas en las buenas y malas y dios me
permitía ver su bondad a través de estos angelitos que se me acercaban con las
mejores intenciones pero yo estaba como los puerco espines. Esta situación
ocasionó que par de amigos decidieran poner distancia, esta fue otra pista para
entender que de verdad mi vida estaba
fuera de control.
En
ese momento me refugie en la oración, recuerdo que sentí que el pecho se me
partía y que todo cuanto hacia originaba una consecuencia peor que la otra,
pedí a Dios sabiduría, discernimiento quería ya ponerle coto a la situación y
pensé entonces es hora de tomar parte activa y dejar de ser una victima. Estaba
ante la evidencia de que yo nunca había tenido el control y que sólo Dios tiene
y debe tener el control de nuestra vida. Decidí abandonarme a su voluntad, meditar, era tiempo de
buscar mi equilibrio, ese que solo puedes encontrar, confiando en el ser
supremo, bajo su guía y su amor.
Y tú, ¿Cómo te sientes?
¿Has intentado entregarte a la voluntad de Dios y
dejar de pelear con él cuando algo no sale o no es como tú quisieras?
He leido su experiencia de vida y me ha causado cierto asombro, descubrir que una persona con sus características (Visibles a simple vista,) pueda esconder tantas vicisitudes internas que agobien su vida de esta forma. He llegado a la conclusión de que la felicidad es efimera y solo podemos palparla por períodos de tiempo y es en ese momento cuando debemos disfrutar de ella. Saludos Daniel Duran
ResponderEliminarHola Daniel,
EliminarDefinitivamente lo que vivimos no esta relacionado con nuestro aspecto. Seguir creyendo en DIOS, ser agradecidos en todo momento , aun en la adversidad y la total aceptación de nuestras circunstancias es lo que nos acerca a un estado de paz y gozo, al que muchos llamamos felicidad.
Gracias por leerme y por tu comentario. un abrazo.-
Que difícil es encontrar esas respuestas dentro de uno y tan necesario pero no imposible. Con fe en Dios todo es posible. Excelente y gracias por compartirlo!
ResponderEliminarExactamente, es solo bajo la guía de Dios aprender a conocernos y aceptarnos.. Gracias a tí por leerme. Un abrazo
Eliminar