viernes, 20 de diciembre de 2019

El fracaso


En realidad, el fracaso es más común que el éxito, pero nos preparamos para el éxito y casi nunca para el fracaso, por ello muchas personas o grupos al afrontarlos se limitan y retroceden, porque lo ven como algo malo y que no tiene vuelta atrás.


Podríamos decir que es la criptonita de los perfeccionistas, produce un sentimiento insoportable hasta que comprendes que puede ser un impulsador del éxito.  Jamás he aprendido tan bien algo como cuando he fracasado en los primeros intentos de hacerlo, si obtengo un resultado satisfactorio de inmediato puedo no recordar como lo hice, pero cuando erré varias veces para conseguir el éxito ahí sí que lo aprendo muy bien, y no es un todo o nada, no se trata de que para triunfar debas fracasar primero, sino que es mirar los desaciertos como escalones hacia nuestra meta, eso sí, se necesita de una muy buena actitud que sea tu aliado cuando las cosas no salen bien, que te permita mirar qué puedes aprender de lo que está pasando para intentarlo por otra vía hasta conseguir el éxito.

viernes, 23 de agosto de 2019

De la Rigidez a la Flexibilidad


Confieso que este tema es candela para mí porque a lo largo de mi vida he sido una persona muy estructurada y perfeccionista, lo que a los ojos de la mayoría de las personas pareciera ser un atributo,  pero para quieres somos así termina siendo una espada de Damocles ya que el mundo no se mueve generalmente bajo nuestros esquemas y terminamos frustrados o estresados.

A mí todo me gusta ordenado, pero les cuento que antes eran temas muy extremos como ordenar por colores, por tamaño, seguir rutinas, apegarme a la agenda. Todo esto se traduce en que eres una persona compleja, y casi siempre con problemas para las relaciones,  seamos sinceros a muy pocos les gusta compartir con personas tan rígidas; si relacionarte no es tu prioridad y seguir estos esquemas te hace feliz  que bueno por ti; pero en mi caso generaba incomodidad, me gusta mucho compartir con las personas y todo esto lo complicaba, la gente tenía que parirme para quererme jeje y no es que ahora me vean y me amen pero puedo decir que he dado grandes pasos de avance en el tema.
  •     Lo primero fue darme cuenta que esto era un problema para lo que yo quería ser y hacer, y que la rigidez y temas no negociables lejos de facilitarme la ruta hacia mis metas, me la complicaba.
  •   Lo siguiente fue ver qué podía cambiar, me pregunté: ¿realmente quiero autómatas haciendo todo a mi modo? ¿Aceptando todo lo que digo y hago? ¿qué pasaría si esto o aquello no se hace exactamente igual como yo quiero?
  •    Empecé a explorar lo que la gente podía hacer, como redactaban algo sin mi intervención, solo como ejercicio,  y aunque el resultado no era como yo quería exactamente, en muchos de los casos igualmente gozaba de aceptación y me gustaron algunas ideas. Conclusión: la vida igual continúa sin que yo haga o supervise todo.

Cuando somos perfeccionistas la palabra delegar es casi un enemigo: “para que algo salga bien tengo que hacerlo yo”, para vencer esto  hay que procurar ser intencional, puede uno sorprenderse gratamente de lo que otros pueden hacer, y para cuando los resultados no son como querías está el último ingrediente con el que sinceramente aún sigo practicando: dejar que las personas se equivoquen y no matarlas en el intento jajajaja, , será la única manera que se empoderen , recordemos que nosotros también nos equivocamos.  
Aunque sintamos que nadie hará las cosas como nosotros sencillamente no podemos hacerlo todo recuerda el dicho popular: el que mucho abarca poco aprieta.  El mundo existe antes de ti y cuando no estés probablemente seguirá existiendo así que relájate y camina ligero. Un líder que no sabe delegar no es completamente un líder.

domingo, 23 de junio de 2019

Mi objetivo esencial, mi motivo de vida


Este tema para mi representó un gran choque, alguna vez me encontraba desarrollando un audiolibro sobre couching y escucho la pregunta mágica, ¿cuál es tu Objetivo esencial?  Y me di cuenta que tenía un montón de metas y objetivos pero algo difusos y al escuchar la explicación de lo que es un objetivo esencial, me di cuenta que no lo sabía  Yo que pensaba que estaba súper clara en la vida, fue mucha mi sorpresa al darme cuenta que no era tan cierto, sin embargo esto me motivo a descifrarlo.
¿Existe algo que te impulsa cada día a levantarte o solo estás viviendo por vivir?
Muchas veces estamos deprimidos y no entendemos por qué, ahí cabe validar si es que no tenemos claro nuestro motivo de vida.
Hace poco estaba en una actividad y alguien me compartía que tenía claro su propósito de vida y que incluso lo había anotado pero cuando le pedí que me lo compartiera no lo recordaba, ante lo cual le pedí que reflexionara: si no puedes recordar tu propósito de vida probablemente lo que has escrito no lo sea. El propósito en la vida está detrás de cada cosa que deseas hacer e influye en cada meta que decides lograr, ¿cómo no podrías recordarlo?
Siguiendo con mi historia, al darme cuenta que no tenía claro cuál era el mío me puse como propósito identificar mi motivo de vida. Paso seguido empecé a tomar acciones, en mi caso las siguientes
  1. Entrar en contacto conmigo misma
  2. Buscar a Dios en oración
  3. Revisar y depurar mis metas viendo cuales realmente me llenaban y cuales las tenía porque sonaban sublimes.
  4. Revisar las razones por las que quería lograr esas metas, que tan realizada me he sentido con las que he alcanzado, cuál es su finalidad, y en ello estaba mi propósito de vida.

Ahora te toca a ti, escribe cuál es tu objetivo esencial y si aún no lo tienes comienza a trabajar en identificarlo. Te comparto una imagen que me ayudó mucho, espero que a ti también:


lunes, 25 de febrero de 2019

Confianza


Es una palabra que repetimos tanto pero a veces no le damos la importancia que tiene.
Normalmente vivo predispuesta para lo bueno pero también soy una persona precavida.  La confianza debe irse tejiendo con la interacción y no se trata de desconfiar sino de resguardar nuestra integridad, por ejemplo:  no me montaría en un carro con un desconocido,  no le daría a cuidar mi dinero a cualquier persona, no invertiría sin mirar los riesgos;  pero de forma general no ando con el pensamiento de que los demás quieran perjudicarme o sacar ventaja, creo en una raza humana con valores pero estoy consciente de que existen quienes no los tienen y hay situaciones a las que no me expongo.
He hablado con personas que me dicen: “yo no confió en la gente, piensa mal y acertarás, me he llevado cada fiasco con gente en la que ayudado” y analizando la raíz de cada caso en particular he podido deducir como opinión muy personal que el factor común ha sido el no saber establecer la relación de confianza y creer que porque alguien vista bien, va a tu misma iglesia entonces es confiable.
Como persona a la que gracias a Dios le ha ido muy bien en el tema en cuestión te puedo recomendar mi premisa sobre la confianza: debemos entender que no podemos confiar de manera instantánea sino que tal como se construye un puente por ejemplo,  ir trenzando los hilos de confianza de a poco y así nos evitaremos malos ratos. No basta solo con ser positivos tenemos que ser precavidos pero sin caer en la paranoia ya que es innegable el hecho de que somos seres sociales y debemos relacionarnos con  las demás personas, si andamos pensando que todos nos harán daño sería muy difícil el integrarnos sanamente a la sociedad y eso será lo que atraeremos a nuestra vida ya que atraeremos lo que pensamos.