Estamos
normalmente tan distraídos que no nos damos cuenta de que la persona con la que
más hablamos es con nosotros mismos. Es sorprendente la capacidad que tenemos
de establecer monólogos, en mi caso solo dejo de hablar conmigo cuando estoy
dormida. Este dialogo interno se establece a través de lo que conocemos como
pensamientos.
Particularmente,
sabía que pensaba mucho, pero no lo había interpretado como un dialogo, un buen
día un mentor de Co-dependientes anónimos me dijo: cuando medito, me doy cuenta
de las locuras que me digo, yo no entendí mucho y le pregunté ¿cómo es que te
dices cosas? él me explicó que lo hacía a través de sus pensamientos.
Cuando
la práctica de la meditación (despertar de la voz interior) se ha hecho un
hábito es mucho más fácil escucharnos. De verdad que somos maestros, grandes
oradores cuando de conversaciones internas se trata. A veces pueden ser muy
productivas, otras tantas extraordinariamente dañinas.
Es
importante que concienticemos el hecho de que somos lo que pensamos, y que
nuestras emociones y sentimientos son parientes directos de nuestros
pensamientos. Cuando te estés sintiendo mal indudablemente estás pensando mal,
teniendo esto claro debes procurar cambiar el pensamiento y no se trata de
evadir sino de enseñar a “loca de la casa” (nuestra cabeza) a que trabaje en
pro de nuestro bienestar y no en contra.
Al
principio no es tan sencillo captar cada pensamiento, solo sentimos el gozo , tranquilidad o malestar que éste produce, una buena técnica en el proceso de
concientización de los pensamientos es monitorear los sentimientos que son los
que percibimos en primera instancia, luego verificar en donde andaba mi cabeza
en ese momento, qué película se armó, para desarmarla en caso de que me esté
haciendo sentir mal, con el tiempo el proceso se da de manera espontánea y te
conviertes en dueño de tu mente y de sus majestuosas creaciones.
La
meta es estar presentes en todo momento verificando hacia qué dirección,
positiva o negativa, nos estamos inclinando de modo que sabiéndolo podamos mantenernos
allí si es positiva, o si es lo contrario tomar correctivos procurándonos un
estado de armonía interna, que empieza en ser dueños de nuestros pensamientos.