Conocer
nuestros gustos y afinidades es tan importante como escuchar nuestra voz
interior, aquella que nos guía de la mano de Dios hacia nuestro verdadero propósito de vida siempre
y cuando esté despierta y tengamos las destrezas para escucharla.
Es
importarte el despertar de nuestra voz interna de manera intencional debido a
que en oportunidades, sobre todo cuando estamos sumergidos en situaciones
indeseables, nos enfocamos en la secuencia de pensamientos obsesivos y dañinos
y los confundimos con nuestra frecuencia interior pudiendo hacer cosas de las
que luego nos arrepentimos profundamente.
Lo
primero que deberíamos hacer es regalarnos diariamente unos minutos de quietud,
en principio pudiéramos comenzar con 5 minutos, en estos minutos no hagas nada,
acaricia el silencio, busca un lugar donde puedas inducir un estado de tranquilidad. La idea es que apagues el
ruido exterior en todos sus sentidos para que puedas escucharte.
Busca
un lugar donde te sientas cómodo, y en calma. Silencia tu celular y cualquier
aparato electrónico a menos que desees colocar
música de fondo preferiblemente instrumental y con bajo volumen; produce
un ambiente agradable, si te agradan las fragancias y tienes alguna vela de
olor enciéndela. Respira profundamente, y concéntrate en tu respiración, siente
como el aire entra y sale de tus pulmones, aquieta tu espíritu, escucha la señal que empieza a despertar
dentro de ti, amplifícala.
Escucha tus pensamientos, acéptalos, no los juzgues,
no te resistas solo observa acéptalos, déjalos ir. Pasado el tiempo que quieras
dedicar a estos momentos de quietud, poco a poco entra en contacto con tu exterior,
y abre los ojos lentamente. Practica este ejercicio al menos una vez al día
incrementando progresivamente el tiempo que dedicas a ello y veras como poco a
poco podrás despertar e interpretar tu voz interior, acercándote
a la divinidad y pese a cualquier circunstancia lograr mantenerte confiado, centrado y
lleno de paz.